Ligereza al valorar Hidroeléctrica Ituango

Luis Pérez

La Hidroeléctrica Ituango es una obra vital que tiene enloquecidas las esperanzas de los antioqueños. No deja de ser misterioso, que un proyecto que los expertos de EPM desahuciaron siempre por improductivo y que permaneció por años como un sepulcro, de un momento a otro, como por arte de lázaro, resucita y se convierte en una joya inmarcesible con un desmedido exceso de expectativas. La Hidroeléctrica Ituango es sin duda el proyecto energético más complejo y necesario que emprende el país. No obstante, especulación y ligereza de valoración son malos compañeros en el desarrollo del proyecto. Cuánto cuesta la construcción de la Hidroeléctrica Ituango? Los impulsores del proyecto aseguran en todos los escenarios que la Hidroeléctrica Ituango con una capacidad instalada de 2400 megavatios costará 2.290 millones de dólares. Es decir, cada Megavatio instalado se valora en MENOS DE UN millón de dólares. Los costos de las hidroeléctricas que se construyen en Colombia y el mundo, hacen ver esa cifra completamente errónea, y si no se corrige pronto, puede traer una debacle al proyecto. En Colombia están en proceso de construcción cinco grandes hidroeléctricas de menor complejidad que Ituango, pero que por pragmatismo podrían ser comparables. En la construcción de estas hidroeléctricas participan las empresas públicas y privadas más eficientes, más poderosas, más prestigiosas y más conocedoras del tema, por lo que sus costos son de obligada referencia. Veamos. Primero. EPM construye a Porce III con capacidad de 660 megavatios. A la fecha tiene un costo de más de 1.333 millones de dólares. Cada Megavatio instalado cuesta más de 2.0 millones de dólares. Más del doble de Ituango. Segundo. La Hidroeléctrica Sogamoso de ISAGEN, de 800 megavatios, a 2009, está costando $4.5 billones. O sea, cuesta a 2.8 millones de dólares por Megavatio. Más del doble de Ituango. Tercero. La Hidroeléctrica El Quimbo, en el Huila, asignada a Emgesa S.A., tendrá una capacidad instalada de 396 Megavatios con un precio inicial de cerca de 780 millones de dólares. Es decir, 2 millones de dólares por Megavatio instalado, para iniciar. Más del doble de Ituango. Cuarto. La Hidroeléctrica Amoyá en el Tolima, también de ISAGEN, es de 80 Megavatios y el costo a 2009 supera los 200 millones de dólares. Cada Megavatio costará más de 2.5 millones de dólares. Más del doble de Ituango. Quinto. EPM iniciará PORCE IV de 400 megavatios de capacidad instalada con valor inicial de 1.085 millones de dólares. O sea, 2.7 millones de dólares por Megavatio. Más del doble de Ituango. Además, a 2009, las Microcentrales que se adelantan en el país se valoran entre 1.8 y 2.5 millones de dólares por Megavatio. Más del doble de Ituango. Especular que la Hidroeléctrica de Ituango costará menos de la mitad por Megavatio que cualquiera de las demás que actualmente se construyen en Colombia, es un grave error. Por el contrario, la complejidad del proyecto, la altísima sedimentación del Río Cauca, las exigencias ambientales que cada día son más costosas y obligantes, y las indemnizaciones por problemas sociales que se le vienen a Ituango, son variables que impactarán los costos. Una estimación juiciosa y robusta fijaría el valor de la Hidroeléctrica Ituango alrededor de 5.000 millones de dólares y no en 2.290 como se ha declarado. Cualquier inversionista se desaparece si le aseguran que la obra vale 2.290 millones de dólares, y luego, de improviso, le suben el valor a 5.000 millones de dólares. Podría desgarrar las finanzas de EPM, y sobre todo las del Departamento, presupuestar una obra en 2.290 millones de dólares, y de súbito, su precio aumente a 5.000 millones. Antioquia necesita una cifra confiable sobre el costo de la Hidroeléctrica Ituango. Las hidroeléctricas de menos de un millón de dólares por megavatio ya no existen en el mundo.

Inmunidad parlamentaria o legalización del delito

LUIS PEREZ

En Colombia cada día hay una historia trágica contra la moral pública y pareciera no pasar nada.

Con dolor hay que aceptar que el Congreso de la República pasa por el peor momento de opinión pública. En el momento más crítico, cuando la ciudadanía exige a sus dirigentes levantar las banderas de la moralidad pública, aparece como medida salvadora el esperpento de la Inmunidad Parlamentaria, como un regalo a los congresistas para domesticarlos.

La propuesta de inmunidad parlamentaria se parece más a un delito que a una norma. Qué tal eso de que un puñado de congresistas no puedan ser juzgados por nada. En definitiva, la inmunidad parlamentaria es un salvavidas para la corrupción.

La historia enseña que de la inmunidad se pasa con facilidad a la impunidad.

Qué vergüenza para los colombianos que sea primero el gran partido de la U que proponga la inmunidad parlamentaria; el partido U debe pedir perdón público a toda Colombia. Y peor aún, que luego vengan funcionarios del Gobierno a defender esa idea que prácticamente es institucionalizar el delito. Qué asco que haya dirigentes públicos que puedan imaginar siquiera que en pleno siglo 21 pueda existir una elite de congresistas con licencia para delinquir, o para actuar en contravía de las leyes que ellos mismos aprueban.

Y claro, como la inmunidad parlamentaria no puede salir de una mente honesta, hay que prescribir y erradicar de la dirigencia pública todas las mentes que lideran esa expedición de licencias para delinquir.

Es comprensible que dentro de la política haya picaresca tolerable. Pero que desde el gobierno se lideren leyes para arrasar con las normas mínimas de la moralidad pública, ya es inaceptable.

Con el rechazo que hizo el Presidente Uribe a la inmunidad parlamentaria, todos los proponentes y defensores de esa inmunidad deberían por respeto al Presidente y a la moralidad pública renunciar y salir del gobierno de inmediato.

La propuesta de inmunidad parlamentaria, da asco. Todo un país clamando por un Congreso transparente, y algunos dirigentes proponiendo legalizar el delito.

Si queremos que Colombia avance, erradiquemos de raíz esa idea de convertir la política en una actividad de privilegios para pocos por encima de los principios. Toda Colombia debe rechazar la inmunidad parlamentaria para que ni siquiera vuelvan a imaginarla. Que toda Colombia exprese su disgusto, que el rechazo sea tan enérgico, que los defensores de la inmunidad parlamentaria se avergüencen, y desparezcan de la vida pública.